lunes, 7 de junio de 2010

“Hay que escoger: descansar o ser libre”. Tucídides


Quien tanto veros desea,
señora, sin conoceros,
¿que hará después que os vea
cuando no pudiera veros?
Gran temor tiene mi vida
de mirar vuestra ausencia,
pues amor en vuestra ausencia,
me hirió de tal herida;
aunque peligrosa sea,
delibero de conoceros,
y si muero porque os vea,
la victoria será veros.

(Jorge Manrique)

(j


que los diamantes sòn para toda la vida?
tal vez..
pero un beso también puede ser para toda la vida..


"Nunca sale de raiz una pasiòn encendida
que en el hombre más feliz
aunque se sane la herida,
queda la cicatriz.."


(tirso de molina)



Un hombre y su piel,

desnudo,

a solas toca unas notas musicales.
Sobre sus brazos, fuertes, seguros, de piel morena, una guitarra.

La abraza con fuerza por el mastil, jugando a conseguir que no huya

y con ella tantas emociones compartidas.
Guitarra y hombre de la mano crean mundos nuevos, impenetrados antes,

ayer inexistentes sin vida y hoy recién nacidos con deseos de crecer a lo ancho y largo.
La guitarra de cuerdas tersas y firmes,

acostumbrada a viajar y adquirir sensaciones diferentes, colabora con el hombre

cuando éste, tiempo después intenta resucitar olores lejanos.

Colores que quedaron atrás fisicamente.
El hombre de torso desnudo apaga su cigarro en el cenicero, inspira y se concentra en el nuevo tono. Agudo, Grave. Esta nueva nota es esa imagen que un Lunes cualquiera aquel país, desconocido le regaló. Intenta la melodía del aire. La armonía del agua.
La guitarra, discreta y siempre incondicional mueve las cuerdas, los sonidos resbalan entre sus dedos. El va envolviéndose en el torbellino del nuevo ritmo, sensual, directo. El mundo deja de existir. A solas los dos, sin partituras, comienzan el juego.
“-déjame entrar en tu mundo”- piensa el hombre.
-”déjame conocerte”-contesta la guitarra en un dulce acorde.
Solo es algo entre los dos.

Lo demás no importa.


(Lara)



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