lunes, 7 de junio de 2010

"El romper de una ola no puede explicar todo el mar" Nabokov

Junto letras y digo tu nombre

que es como una oración.

Plegaria que pronuncio incluso antes de conocerte.

Presentimientos de miradas y sus ecos,

de caricias y sus huellas.

Mírame y no cierres los ojos nunca, que no se te escape ni un suspiro,

ni el menor grito ahogado que siempre esconde mil ganas de ti.

En este cuarto, a solas, Madrid nos observa desde el filo de una ventana

inquietando horizontes y sometiendo al viento.

Entras en mí como un suspiro enardecido

envolviendo mis sentidos,

imaginaria sipnasis de tu lengua con mi ombligo,

no dejas de mirarme,

no dejes de encontrarme.

Me obsesionan los sabores de tu piel

que me invitan desde la cercanía

alargando las vocales de tu nombre.

Hoy estás pero te tengo,

no llegaste y no te irás

ni de mí, ni de estos metros cuadrados que hoy también aprenden tu nombre.

Y lo recitan con tal placer que van derritiendo paredes ,

caen pedacitos de cemento por el suelo,

extasiando de este modo a las baldosas

que chorreando caricias y verbos esperan verte llegar otra vez…

(lara)

"si quieres estar seguro de que la cadena es segura, muerdela..."



1 comentario:

  1. nunca podré atar una ola
    a la vera de mi sombra...
    nunca.
    Pero podré volver a empaparme
    con sus espumas y sonrisas
    para descubrir
    lo mejor de mi
    reflejado en su manera de romperse
    frente a las rocas..
    En todas esas gotas
    con las que buscaré rociarme
    con tu indisoluble alegría.

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