“Tras la tempestad viene la calma”, reza un viejo refrán castellano, mas esa calma no implica ausencia de desgracia..para que destelle la dicha, hay que sortear la tormenta, entendiendo sortear como el ejercicio de un esmerado esfuerzo que nos conduzca al alcance de la claridad, intentando cometer la mínima cantidad de errores posible..no basta con encomendarse a la suerte, cual azar, para evadirse de la contrariedad..suerte tenemos todos, a diferencia de que algunos la tienen buena y otros mala..y la suerte hay que inquirirla y forjarla para que nos sea propicia..con táctica, con estrategia, según sea la naturaleza del trance en el que nos vemos inmersos..alguien observó que “La suerte no es más que el meditado cuidado de todos los detalles”..si tenemos esto en cuenta, sólo así podremos evitar en la medida de lo posible que el yerro nos aboque a la fatalidad...y como bien decía el propio Tartakower, “El ganador de la partida es el jugador que comete el penúltimo error"....
“Tras la tempestad viene la calma”, reza un viejo refrán castellano, mas esa calma no implica ausencia de desgracia..para que destelle la dicha, hay que sortear la tormenta, entendiendo sortear como el ejercicio de un esmerado esfuerzo que nos conduzca al alcance de la claridad, intentando cometer la mínima cantidad de errores posible..no basta con encomendarse a la suerte, cual azar, para evadirse de la contrariedad..suerte tenemos todos, a diferencia de que algunos la tienen buena y otros mala..y la suerte hay que inquirirla y forjarla para que nos sea propicia..con táctica, con estrategia, según sea la naturaleza del trance en el que nos vemos inmersos..alguien observó que “La suerte no es más que el meditado cuidado de todos los detalles”..si tenemos esto en cuenta, sólo así podremos evitar en la medida de lo posible que el yerro nos aboque a la fatalidad...y como bien decía el propio Tartakower, “El ganador de la partida es el jugador que comete el penúltimo error"....
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